Ya pasaron algunos días desde el desagradable incidente… debo decir que no he andado con los ánimos muy arriba, sin embargo, me estoy esforzando porque no me gane la “depre” o cualquier derivado de esta.
Estos días que prácticamente me la lleve encerrada hasta el día de ayer que salí a las 6 de la tarde de mi depa, por necesidad mas que por ganas; pretendí ir a las 10 a.m. a la escuela por mis calificaciones pero me fue imposible levantarme de la cama, literalmente me siento acabada, así que no me quedo mas remedio que pedirle el favor a una compañera que preguntara las calificaciones por mi. Efectivamente tuve 10 en las dos materias esas, sin embargo no era la situación más congruente, 10 en la escuela y 0 en mi salud, creo que tuve que pagar caro mis calificaciones, pero aprendí y sigo aprendiendo de esta etapa que vivo y que estoy a 3 días de finalizar. Trate de no descuidarme, pero pienso que los motivos fueron otros; un año que prácticamente no tuve vacaciones, semana santa no fue mas que pegarme la matada de mi vida haciendo el súper trabajo de 80 y tantas hojas de la investigación de “Travestismo” y mis vacaciones de ese fin de trimestre me la lleve en cama recuperándome, porque justo al salir el ultimo día, subiéndome al carro me puse mal y así dure toda una semana. Es interesante ver como nuestro cuerpo resiste tanto aunque ya no pueda y justo cuando sabe que ya no tiene mas cuentas que rendir, cae y se pierde entre el mar de malestares y enfermedades. Y bien, que decir de haber terminado el día 10 de agosto mi trimestre en la UDO, para entrar el 13 de agosto al ITSON, mis dos días de “vacaciones” no fueron precisamente los mas confortantes, tomando en cuenta que la mudanza y el acomodo no son la mejor manera de disfrutar los días, mucho menos hablar de descansar. Bastante justificable es el hecho de andar como ando a estas alturas de mi vida y no es para menos, aunque en esta ocasión necesite consumir menos ginseng, nada de optimus y nada de aloe (que era la costumbre de mi mamá, drogarme con todo eso para que aguantara mis afanes de la escuela y mis ayunos de todo el día). Así que no solo soy toda una psicóloga, sino que tengo todo el libro de PML (Preferred Medication List) en mi organismo, para los que no lo ubican es un libro azul y gordito que tienen en las farmacias, que utilizan los médicos o uno que otro mortal lo tiene en su casa ya que suele ser un libro básico de medicamentos en algunas familias. Creo que hay bastantes motivos para decir que soy una “niña rara” pero me gusta eso, al menos asusto a algunos jajaja y no falta uno que otro clavado por ahí, “siempre en busca de las diferencias”, para bien mío y desgracia de muchos otros.
Pero continuando con el motivo de este post… después de desahogar mi coraje de una u otra forma (pensando, escuchando música, renegando, platicando y demás) y de haber considerado varias veces la idea de ser una persona desconfiada (incluso paranoica si quisiera hacer el drama extremo jajajaja), ser una sangrona, cerrada y de tener las características del prototipo perfecto de “vecina odiosa o neurótica”, llegue al punto de tranquilidad y de darme cuenta que esas cosas no están en mí, y que por mas que piense y trate de ser una mujer maldita (aunque tengo los motivos para serlo), no puedo. Quizá soy muy tonta o porque no decirlo, noble. Y es que no esta en mi odiar a la gente, he tratado de ser mas objetiva y buscarle un motivo a mi coraje contra todos mis vecinos del departamento de enfrente, obviamente excluyendo al tipo que se aprovecho; sé que no fueron todos, que solo fue uno, pero no podía evitar generalizar mi coraje con todos, y no lo quise dejar hasta ahí, así que lo racionalice. Quizá sea porque de no haber estado ellos ahí, de no tenerlo de huésped, de no haber estado tomando, de no haberle permitido que platicara conmigo (si es que conocen esa parte de él) o si simplemente alguno de ellos hubiera estado afuera para haberse dado cuenta de la situación y me lo hubieran quitado, se pudo haber evitado lo que paso. Lamentablemente no hay “hubiera”, lamentablemente así como “todos” pagaron por “uno” solo, yo también la pague por haber generalizado mi confianza por como se habían portado “todos” conmigo y se la di a ese “uno” también. Para algunos podrá resultarles injusto, para otros, justificable, pero lo cierto es que la más lastimada y ofendida fui yo (sin afán de hacerme la mártir).
En resumen y por mi falta de tiempo… no odio a mis vecinos, no me caen mal, pero definitivamente me hubiera gustado haberlos conocido en otra situación y en otra etapa de mi vida, ya que este semestre venia mas que a conocer gente, a lograr un reto personal, además de la responsabilidad de venir representando a mi escuela como alumna de intercambio y no solo eso, sino ser la primer alumna de psicología, la responsabilidad de ser del primer grupo de estudiantes que acepta el ITSON por todo un periodo completo, una beca que necesitaba hacerla valer la pena, y ser la expectativa de algunos por ver cuanto podría aguantar… creo que lo logre. No voy a juzgar, ni crucificar a nadie, eso es un acto personal de cada quien, y cuando se tiene la capacidad y la sensibilidad para ver las cosas, creo que no es necesario que alguien externo nos lo haga notar. Me hubiera gustado tener la oportunidad de hablar personalmente con mis vecinos, pero parece que en la vida no siempre se presentan las oportunidades, si encuentro algun momento quizás lo haga. Por lo pronto cierro recordando un pensamiento de una reflexión que hace poco leí y que creo, queda perfecto para esta ocasión.
Las cosas buenas hay que escribirlas en una piedra. Las cosas malas hay que escribirlas en la arena…
Si esto es algo que me va a limitar en mi persona… lo dejare ir, porque de nada sirve guardar rencores. O lo que es igual a “me caen bien los vecinos”. Se feliz y deja que role el mundo, a veces tenemos que hacer un doble esfuerzo aunque nos cueste, por separar los alacranes de las mariposas.
Estos días que prácticamente me la lleve encerrada hasta el día de ayer que salí a las 6 de la tarde de mi depa, por necesidad mas que por ganas; pretendí ir a las 10 a.m. a la escuela por mis calificaciones pero me fue imposible levantarme de la cama, literalmente me siento acabada, así que no me quedo mas remedio que pedirle el favor a una compañera que preguntara las calificaciones por mi. Efectivamente tuve 10 en las dos materias esas, sin embargo no era la situación más congruente, 10 en la escuela y 0 en mi salud, creo que tuve que pagar caro mis calificaciones, pero aprendí y sigo aprendiendo de esta etapa que vivo y que estoy a 3 días de finalizar. Trate de no descuidarme, pero pienso que los motivos fueron otros; un año que prácticamente no tuve vacaciones, semana santa no fue mas que pegarme la matada de mi vida haciendo el súper trabajo de 80 y tantas hojas de la investigación de “Travestismo” y mis vacaciones de ese fin de trimestre me la lleve en cama recuperándome, porque justo al salir el ultimo día, subiéndome al carro me puse mal y así dure toda una semana. Es interesante ver como nuestro cuerpo resiste tanto aunque ya no pueda y justo cuando sabe que ya no tiene mas cuentas que rendir, cae y se pierde entre el mar de malestares y enfermedades. Y bien, que decir de haber terminado el día 10 de agosto mi trimestre en la UDO, para entrar el 13 de agosto al ITSON, mis dos días de “vacaciones” no fueron precisamente los mas confortantes, tomando en cuenta que la mudanza y el acomodo no son la mejor manera de disfrutar los días, mucho menos hablar de descansar. Bastante justificable es el hecho de andar como ando a estas alturas de mi vida y no es para menos, aunque en esta ocasión necesite consumir menos ginseng, nada de optimus y nada de aloe (que era la costumbre de mi mamá, drogarme con todo eso para que aguantara mis afanes de la escuela y mis ayunos de todo el día). Así que no solo soy toda una psicóloga, sino que tengo todo el libro de PML (Preferred Medication List) en mi organismo, para los que no lo ubican es un libro azul y gordito que tienen en las farmacias, que utilizan los médicos o uno que otro mortal lo tiene en su casa ya que suele ser un libro básico de medicamentos en algunas familias. Creo que hay bastantes motivos para decir que soy una “niña rara” pero me gusta eso, al menos asusto a algunos jajaja y no falta uno que otro clavado por ahí, “siempre en busca de las diferencias”, para bien mío y desgracia de muchos otros.
Pero continuando con el motivo de este post… después de desahogar mi coraje de una u otra forma (pensando, escuchando música, renegando, platicando y demás) y de haber considerado varias veces la idea de ser una persona desconfiada (incluso paranoica si quisiera hacer el drama extremo jajajaja), ser una sangrona, cerrada y de tener las características del prototipo perfecto de “vecina odiosa o neurótica”, llegue al punto de tranquilidad y de darme cuenta que esas cosas no están en mí, y que por mas que piense y trate de ser una mujer maldita (aunque tengo los motivos para serlo), no puedo. Quizá soy muy tonta o porque no decirlo, noble. Y es que no esta en mi odiar a la gente, he tratado de ser mas objetiva y buscarle un motivo a mi coraje contra todos mis vecinos del departamento de enfrente, obviamente excluyendo al tipo que se aprovecho; sé que no fueron todos, que solo fue uno, pero no podía evitar generalizar mi coraje con todos, y no lo quise dejar hasta ahí, así que lo racionalice. Quizá sea porque de no haber estado ellos ahí, de no tenerlo de huésped, de no haber estado tomando, de no haberle permitido que platicara conmigo (si es que conocen esa parte de él) o si simplemente alguno de ellos hubiera estado afuera para haberse dado cuenta de la situación y me lo hubieran quitado, se pudo haber evitado lo que paso. Lamentablemente no hay “hubiera”, lamentablemente así como “todos” pagaron por “uno” solo, yo también la pague por haber generalizado mi confianza por como se habían portado “todos” conmigo y se la di a ese “uno” también. Para algunos podrá resultarles injusto, para otros, justificable, pero lo cierto es que la más lastimada y ofendida fui yo (sin afán de hacerme la mártir).
En resumen y por mi falta de tiempo… no odio a mis vecinos, no me caen mal, pero definitivamente me hubiera gustado haberlos conocido en otra situación y en otra etapa de mi vida, ya que este semestre venia mas que a conocer gente, a lograr un reto personal, además de la responsabilidad de venir representando a mi escuela como alumna de intercambio y no solo eso, sino ser la primer alumna de psicología, la responsabilidad de ser del primer grupo de estudiantes que acepta el ITSON por todo un periodo completo, una beca que necesitaba hacerla valer la pena, y ser la expectativa de algunos por ver cuanto podría aguantar… creo que lo logre. No voy a juzgar, ni crucificar a nadie, eso es un acto personal de cada quien, y cuando se tiene la capacidad y la sensibilidad para ver las cosas, creo que no es necesario que alguien externo nos lo haga notar. Me hubiera gustado tener la oportunidad de hablar personalmente con mis vecinos, pero parece que en la vida no siempre se presentan las oportunidades, si encuentro algun momento quizás lo haga. Por lo pronto cierro recordando un pensamiento de una reflexión que hace poco leí y que creo, queda perfecto para esta ocasión.
Las cosas buenas hay que escribirlas en una piedra. Las cosas malas hay que escribirlas en la arena…
Si esto es algo que me va a limitar en mi persona… lo dejare ir, porque de nada sirve guardar rencores. O lo que es igual a “me caen bien los vecinos”. Se feliz y deja que role el mundo, a veces tenemos que hacer un doble esfuerzo aunque nos cueste, por separar los alacranes de las mariposas.
cαяºł!иα £ç..★
Olvido...
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