"Veo humanos pero no veo humanidad".
Es triste darte cuenta que en un mundo tan necesitado de actos de amor y bondad encontremos personas que no sean capaces de reconocer sus fallas o de hacer algo por sanar su vida, y simplemente caminen por el mundo transfiriendo culpas, buscando un "chivo expiatorio" para condensar en un mismo lugar todo el mal que traen consigo, esperando calmar sus culpas por daños cometidos y evadiendo responsabilidad. Elegir a una persona como blanco de nuestra ira o frustración, nada tiene que ver con la otra persona, sino con uno mismo. Desplazar nuestra ira y descargar esa agresividad sobre otro que no es el origen de nuestros problemas, se vuelve un ejercicio injusto.
Ensañarse con una persona manifiesta el grado de enfado con uno mismo, en el que se busca que el otro actúe de la misma forma para justificar la maldad de nuestros actos y decir ¡se lo merece!.
Carl Gustav Jung decía: "No es posible despertar a la consciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad".
Y es así como nos encontramos con personas, familias completas, etc., que no son conscientes de sus propios fantasmas o los evitan voluntariamente, porque sanar duele, implica cuestionar nuestras creencias, romper patrones, y sobretodo nos exige tener humildad para reconocer nuestros desaciertos y reparar los daños en nosotros y hacía otros. Pero a veces estamos tan acostumbrados a la toxicidad de nuestro ambiente que, hacer cambios para purificarlo implicaría "matar" o deshacer la identidad de nuestro clan, así estos patrones hagan o nos hagan daño.
Se me viene a la mente este ejemplo, si alguna vez has tenido peces o conoces de sus cuidados, sabes que al cambiar el agua, siempre se debe dejar parte del agua "sucia" y sólo se le agrega una parte menor de agua limpia, intentar que los peces se adapten a un ambiente tan puro, literalmente los mataría. Lo mismo pasa con nosotros, cuando en nuestra vida ocurre algo o llega alguien que se convierte en un espejo que evidencía esas sombras en nosotros -que no deseamos ver-, intentamos aniquilar al "objeto" que amenaza nuestra "existencia" o sentido de pertenencia al clan. Se sorprenderían al observar conscientemente hasta donde se puede llegar por mantener el mismo "orden" dentro del caos; mentir a otros y a nosotros mismos, manipular, son ejemplos claros de ello.
Soy persona, soy psicóloga y soy también paciente, tengo fe y busco cada día crecer espiritualmente, y aún así continúo y no me canso de insistir en este proceso... nunca es fácil. Duele, se llora, tropiezas y te levantas infinidad de veces, pero las sombras sólo desaparecen cuando entra la luz, y cuando ves el resultado, que eres tú mism@, sabes que vivir una vida a conciencia, sintiéndote más human@, llenándote de amor, evitando lastimar... vale el proceso, vale el esfuerzo, vale la pena, y vale mucho más si lo compartes con otros y los ayudas a crecer. He tenido algo claro desde que era una niña, y he mantenido mi propósito firme hasta el día de hoy, vine a este mundo a expandir mi conciencia y a despertar conciencias. Si puedo alguna vez tocar y transformar la vida de alguien para bien suyo y de todos los que estén a su alrededor, así como lo intento conmigo y con aquellos que me rodean, eso me bastará para vivir y morir feliz.
Recordemos siempre tres palabras mágicas: te amo, perdón, y gracias. Desde el despertar de una nueva conciencia, deseo bendiciones para todos.
Les regalo el pedacito de una canción (desde mis creencias) que describe algo de esto:
"Un día orando le dije a mi Señor,
tú el alfarero y yo el barro soy.
Moldea mi vida a tu parecer,
haz como tú quieras,
hazme un nuevo ser.
Me dijo no me gustas te voy a quebrantar,
y en un vaso nuevo te voy a transformar,
pero en el proceso te voy hacer llorar,
porque por el fuego te voy hacer pasar".
C.E.C.
