Sueño hecho realidad

Sueño hecho realidad
Leonid Afremov

lunes, 23 de septiembre de 2019

Reconoce lo bueno

Muy fácil es olvidar todo lo bueno que las personas han hecho... No cabe duda que con el tiempo muchos consejos empiezan a tener sentido. Hoy me hacen eco las palabras de mi mamá (A.C.M.), quien desde que yo era una niña constantemente me repetía: "...algún día entenderás la importancia de la gratitud". Me parecía algo tan simple y cotidiano ver esa escena, mis papás (médicos) siendo tan bondadosos y la gente respondiendo siempre a esos gestos con muestras de aprecio y cariño con lo poco o mucho que tuvieran, desde una palabra, un plato de comida, cualquier clase de fruta y verdura, o alguna otra especie de detalle. Crecí dando por hecho que era algo innato en los seres humanos el "dar sin esperar y recibir con humildad"; hoy comprendo que en realidad eran dones.

Tuve que aprenderlo llevándome muchas decepciones pero también con grandes bendiciones. Dicen que "Dios aprieta pero no ahorca", y cada día lo compruebo. De repente hay etapas en la vida en que "algo" nos despoja de todo aquello que construímos con sacrificio y amor. Te ves en esa escena improvisada en la que das por hecho que las personas hablan tu lenguaje y te bloqueas tratando de comprender qué parte del libreto te brincaste, o qué libro equivocado leíste sin saber que había una historia paralela, sientes que algo en tu corazón se rompe pensando ¿esto existe? ¿hay un mundo así? ¿existe gente así?, y por un momento tu confianza y fe en la humanidad se fractura. Y con ello viene un profundo dolor, que sólo tratar de asimilarlo provocaría un hueco enorme en tu estómago.

Tus lágrimas no alcanzarían a llenar ese vacío que sientes, le reclamas al universo y de pronto, Dios te contesta... un montón de personas -yo les llamo ángeles- dispuestas a ayudarte, con sus palabras, con su tiempo, con sus recursos, o con abrirte la puerta de su hogar... enseñándote cuál es la verdadera riqueza y abundancia. Sé que proviene de Dios.

Y así entiendes el valor de la gratitud, de andar por la vida caminando agradecido por cada día. Agradeciendo, más que pidiendo, por lo mucho y lo poco, por las pruebas, por la oportunidad de darte a los demás y conectarte con tu humanidad, por la bendición de poder apreciar lo bueno en las personas y en la vida misma, de buscar el servicio en todo lo que hagas aún sin mérito ni reconocimiento... porque Dios transforma la gratitud en puertas que se abren y en puertas que se mantienen abiertas. 

Después viene la calma... piensas, y te das cuenta que el amor de Dios llena tu corazón, repara las fracturas y te observas tratando de entender, luchando por no juzgar, aún tratando de ayudar, porque ese mundo hostil sí existe para muchos. Existe en las personas que con humillaciones revelan sus miserias, en aquellos que destruyen y se aprovechan de lo que otros han podido construir, y te preguntas: ¿qué tan mala puede haber sido la vida para esas personas? ¿quién lastimó algo tan sagrado como la confianza de unos niños? ¿cómo actúa una persona viendo la vida como amenaza? ¿cómo es un mundo sin creer en el amor genuino y desinteresado? ¿qué tan pesado será llevar un bulto de resentimiento?, pero sobre todo, ¿cómo será esa realidad si algún día logran abrir sus ojos?... Y el coraje por las injusticias, se vuelve empatía y compasión. El mundo les arrebató algo, la seguridad y el amor. El amor que da confianza y restaura; no aquel amor mal aprendido que lastima y endurece lo más puro del alma.

¿Qué personas ha estado formando nuestro mundo?... Así se aprende a disfrazar el egoísmo como amor. Un día toca la puerta de casa, entra, contamina y mata al que intenta ser feliz. Quien no sabe apreciar y agradecer el amor que "otros" reciben, busca su saciedad aunque sea el otro quien pierda.
El egoísta con sus vacíos y frustraciones exige recibir en hogar ajeno lo que así mism@ y la vida no le han dado. No quiere lo tuyo, le basta con que tú no lo tengas. Y en un dilema de lealtades, condiciona al otro... logra su objetivo.
Ahora hay alguien que debe bloquear el dolor corriendo un riesgo... se olvida lo que duele pero también lo que se ama.


Esta reflexión me lleva a dar gracias a Dios... por el maravilloso regalo de poder apreciar y agradecer aquello que los demás me dan con amor aún cuando pueda "no necesitarlo". Agradezco valorar los "pequeños" actos de generosidad cuando alguien comparte lo poco que tiene, y no esperar dar cuando se tiene de sobra. Agradezco la fortuna de conservar mi memoria para recordar a todos aquellos que me han dado la mano en el camino... porque eso me recuerda que en un mundo hostil, un gesto de bondad regenera el mundo y el amor lo salva. ¡Mi fe está restaurada!


"Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas".


C.E.C.
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Reflexión del Evangelio de hoy:
"Ten buena memoria para recordar los favores, pero haz que te falle un poco en los errores. El Señor hace eso contigo, ¿por qué no hacerlo tú con esa persona que se equivocó una vez? Olvida un poco y sana tu corazón".

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